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Castillo de Monfragüe

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El Castillo de Monfragüe es una fortaleza recientemente rehabilitada ubicada en el corazón del Parque Nacional de Monfragüe, en el término municipal de Torrejón el Rubio.

Historia

La comarca de Monfragüe fue habitada desde la prehistoria. Gracias al río Tajo y a los valles del Ambroz y del Jerte, por la situación de las sierras, por la cantidad de frutos silvestres, la caza y pesca. Existen pinturas rupestres en los abrigos del roquedo y enterramientos decorados.
Tierras conquistadas por los árabes en el año 713. Las llamaron Al-Mofrag que significa «el abismo». Construyeron aquí la fortaleza en el año 811 sobre los restos de una antigua fortificación celta. En principio, para defenderse de los romanos y más tarde utilizada por los mismos romanos como torre de vigía.
Entre los años 1169 y 1180 se produce la reconquista cristiana del castillo de Monfragüe por el portugués Giraldo Simpavor, y la reconquista definitiva por Alfonso VIII, fundador de Plasencia..

En el castillo se conservan restos de la muralla, una barbacana, un aljibe árabe y dos torres de la etapa cristiana. La torre mejor conservada (reconstruida y accesible) tiene forma pentagonal. Se erigió en el siglo XV. La otra torre, también rehabilitada, es de forma cilíndrica.

Casi adosada a una de las torres del castillo se encuentra la ermita de Virgen de Monfragüe. Se trata de una talla bizantina traída en el siglo XII desde las puertas de Jerusalén, en Palestina, por los caballeros cruzados de la Orden de Monte Gaudio..
Desde la torre del homenaje se puede divisar casi la totalidad del Parque Nacional. También muchas de las colas que forman las aguas embalsadas del río Tajo en el embalse de Alcántara.
El castillo de Monfragüe está unido a multitud de historias y leyendas. Surgidas en la Baja Edad Media, donde se producen curiosas alianzas entre árabes y cristianos.

Leyenda del Castillo de Monfragüe

La leyenda más conocida es la de la Princesa Noeima
Nos situamos en el siglo VIII, en plena Reconquista española,
La historia cuenta que el Castillo de Monfragüe estaba gobernado por el noble Kaid. En aquellos años su joven esposa se encontraba embarazada y la pareja esperaba el primer vástago de la saga. No obstante el día del parto, al nacer una hermosa niña, la madre no pudo soportar el esfuerzo del alumbramiento y falleció.

La niña fue bautizada como Noeima y creció bajo la tutela del siempre vigilante padre. Noeima creció y se convirtió era la princesa más bella del lugar. Coqueta, bulliciosa y llena de vida, era cortejada por los grandes señores árabes, pero el amor de estos no era correspondido por el corazón de la joven.

Estando en cierta ocasión, el castillo de Al-Mofrag sitiado por los caballeros cristianos Noeima se enamoró perdidamente de uno de estos guerreros. Comenzó a ver en secreto durante los días que duró el sitio. Para poder encontrarse lejos de las miradas indiscretas la joven utilizaban un pasadizo secreto. Un pasadizo que conectaba el corazón de la fortaleza con algún paraje cercano al castillo.

La traición

Cierto día, el joven caballero enamorado, conocedor de la existencia del pasadizo, se debatía entre el amor que sentía por Noeima y su deber militar como soldado cristiano. Finalmente terminó cumpliendo su deber e informó a sus superiores de la existencia del subterráneo. El ejército cristiano lo utilizó una noche para tomar el castillo y sorprender a los árabes.
El Kaid antes de morir en la cruenta batalla y siendo conocedor del romance de su hija, lleno de ira y locura la maldijo. La condenó, lleno de rencor, a permanecer en aquel lugar para toda la eternidad. Ese fué su castigo por su traición.
Desde entonces, se cuenta que en las frías noches de invierno, Noeima vestida de seda y coronada con una estrella negra que alumbra sus silenciosos pasos, abandona el ruinoso castillo para sentarse en el llamado Cancho de la Mora donde llora y llora su desdichada suerte vertiendo sus ojos lágrimas, que al caer al suelo se transforman en tesoros de perlas que se precipitan por las escarpadas laderas hasta unirse al río Tajo.

Varios siglos han pasado desde aquel suceso. No son pocos los que aun hoy juran haber oído el llanto de una joven en la oscuridad de la noche. O haber visto la silueta de la bella sarracena sentada en el Cancho de la Mora.
Leyenda o no, se cuenta también que existe un pasadizo debajo del aljibe árabe del castillo. Y que va a dar a algún lugar del actual Parque Nacional de Monfragüe.

En nuestra EXCURSIÓN A MONFRAGÜE, visitamos el Castillo de Monfragüe, lleno de historia, disfrutando, desde su torre del homenaje, de unas vistas impresionantes de gran parte del Parque Nacional.