El origen de la dehesa se halla en los bosques mediterráneos, pero cincelados por la mano del hombre. Se elimina parte de la masa arbolada. Se convierte así en un territorio que conjuga la actividad económica agrícola con la forestal y la ganadera. Aparece entonces un espacio de gran biodiversidad.
En la dehesa se ha ubicado históricamente la producción del cerdo ibérico. Es un ecosistema propio de los países del sur de Europa, con especial peso en la península Ibérica.
En España, la superficie calificada actualmente como dehesa, se sitúa alrededor de los 4 millones de hectáreas.
Desarrollo de la dehesa
El desarrollo de la dehesa está ligado en parte al avance de la Reconquista. A partir del siglo XIII los ganaderos locales empezaron a vallar sus fincas. Cierran así el paso a los rebaños de la transhumancia. De ahí le viene el nombre. El término dehesa procede de defesa, (defensa o terreno acotado para uso de los pastos, en latín).
La dehesa pues, es un sistema de explotación ganadera o cinegética de carácter multifuncional. Al menos el 50% de la superficie está ocupada por pastizal, con arbolado productor de bellota. Existen otras definiciones más o menos restrictivas en cuanto a porcentajes de superficie arbórea. O que incluyen otras especies como castaños, acebuches, madroños, lentiscos o jaras. Actualmente cada comunidad autónoma maneja sus propias definiciones de dehesa y cifras.
Biodiversidad
El valor de la dehesa, además del territorio que ocupa y su contribución al medio ambiente y la biodiversidad, reside también en su peso económico. En la dehesa se integran cantidades y porcentajes importantes de todo tipo de ganaderías. Por citar algunas:
Cerdo ibérico, ovejas de razas merina, manchega, castellana y talaverana, cabras, vacas nodrizas para carne de razas retinta y limousine, toro de lidia, asno andaluz, caballos de pura raza española, vaca blanca cacereña, gallina azul extremeña,…
Otra vertiente importante es la masa arbórea, con importante producción de madera (carbón y leña) así como de corcho.
Dada la baja calidad de los suelos en una buena parte de estos territorios, la agricultura no es de altos rendimientos. Aún así contribuye al autoabastecimiento de materias primas para la alimentación animal con varias especies de leguminosas y forrajeras. También genera pequeñas producciones de girasol o trigos duros.
La explotación de la dehesa suele coincidir con zonas que podríamos denominar “marginales”, tanto por su limitada vocación agraria (derivado de la pobreza de los suelos), como por la inexistencia de un tejido industrial, que se reduce a industrias agroalimentarias aisladas y de muy reducida capitalización.
La dehesa boyal
Las dehesas boyales hacen referencia a terrenos comunales frecuentes en las zonas rurales del centro de España
El término se refiere a los pastos o prados donde el vecindario de un pueblo puede soltar y pastorear el ganado, fundamentalmente vacuno. Estos terrenos también se pueden utilizar para la recolección de corcho y setas. Normalmente estos terrenos están cerrados y acotados por paredes o muros de piedras.
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